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miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL HINOJOSO DEL MARQUESADO


EL HINOJOSO DEL MARQUESADO
Año 1752


Amediados el siglo XVIII, el lugar de El Hinojoso del Marquesado era una pequeñapoblación, de ciento setenta y seis casas, de las cuales diez eran inhabitablespor el  estado ruinoso en que seencontraban. Sus ciento ochenta vecinos trabajaban en las más diversasprofesiones y oficios, asistidos por un médico, don Jerónimo Ramírez, aquien  los vecinos le pagan anualmente untotal de 1.800 reales de vellón en concepto de iguala; un cirujano, donFrancisco Collado que, por el mismo concepto, recibía al año 700 reales devellón, aunque parte del  vecindario seigualaba con  el cirujano don GregorioMartínez Angulo, vecino de El Hinojoso de la Orden. 

ElClero estaba representado por el Cura párroco, don Diego Connil y Ángel; dosPresbíteros, don Miguel de Perea y Lara, y don Diego Alfonso López Mena; unClérigo de Evangelio, don Juan Oliveros, y un Clérigo de Órdenes Menores, donAlfonso Redondo.

Losanimales eran atendidos por un Albéitar, don Manuel Collado, vecino de ElHinojoso de la Orden, que recibía anualmente en concepto de iguala diez fanegasde trigo y 200 reales de vellón y un maestro herrador que normalmente era el herrero del lugar.

Elresto, ejercía los más diversos oficios: había un esquilador; un maestroalarife, un quinquillero, un zapatero de nuevo, un zapatero de viejo, cuatrosastres, tres tejedores de lino y cordellete, dos cardadores de lana, uncarretero, un escribano de ayuntamiento, un abastecedor de carne, dosmolineros, cuarenta y dos arrieros, cincuenta jornaleros, bastantes labradores,algunos pastores, un tendero que vendía aceite, saladuras y fruta; unsacristán, Marcelino Muñoz, vecino del Hinojoso de la Orden, y  veintidós pobres de solemnidad sin  oficio ni ocupación conocida.

ElComún poseía las casas Capitulares con sus graneros para el Pósito, institución municipal de origen muy antiguodestinada a mantener acopio de granos, trigo mayormente, y prestarlos encondiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses de menorabundancia. También era propiedad del Común un cuarto que arrendaba comocarnicería, cuyo abastecedor tenía el pasto del montecillo, por el cual pagabaal concejo cuatrocientos sesenta reales de vellón al año; un horno de pancocer, también arrendado, y un censo de 659 reales de vellón de principal afavor de los herederos de don Francisco de Lara,  que rentaba 19´5 reales de vellón al año.

Laextensión del término municipal del lugar era estimada en 7.773 almudes, de loscuales, 1 almud era terreno de regadío destinado al cultivo de productoshortícolas. El resto, (terreno de secano), lo formaban  391 almudes de tierra de primera y 1.458 desegunda,  destinados aposturas de cebollade azafrán y, sobre todo, al cultivo de cereales (trigo y cebada principalmente),alternando con cultivo de leguminosas (garbanzos y titos), o dejando un año debarbecho, o de “güeco” como solían decir; 2.580 almudes de tierras de tercera categoría  destinadas a los mismos cultivos, azafrán ycereales (trigo, centeno y avena en su mayoría), dejando un año debarbecho;  2.463 almudes  de tierra de cuarta categoría de los cuales,1.800 eran de monte carrascal y pastos, 174 destinados al cultivo de trigo,alternando con dos de barbecho, 223 de viñedo y 112 de plantaciones de olivo;850 almudes de tierras de quinta categoría: 800 de terrenos yermos y baldíos, y 50 ocupados por caminos veredas ybarrancos.

Había dos molinos de viento harineros: unopropiedad de Isabel Sánchez y de María Sánchez, vecinas de la villa de El Hinojosode la Orden, arrendado al molinero Juan de la Cruz; otro, propiedad  de Diego de Atienza, y de don Pedro Lodares(vecino de la dicha villa), y cuyo arrendatario era el molinero, JoséDonaire. 

Laaceituna recolectada era llevada a cualquiera de los cuatro molimos de aceiteque había en El Hinojoso de la Orden: “el de Lodares”, propiedad de MaríaHerrero Cruzado, vecina de El Hinojoso del Marquesado, situado en el lugardenominado “las eras”, extramuros de la villa; “el de Perea”, propiedad de donTomás de Perea, vecino de la villa; “el de Palomino”, propiedad de JuanPalomino;  “el de Becerra”, ubicado en lacalle de los carros, cuyos propietarios eran don Ceferino Becerra, presbíterode esta villa, y don Gregorio Ramírez, de órdenes de menores, de El Pedernoso,a quienes le pertenecía por mitad, y tenían arrendado a Pedro Ruiz Castillo por500 reales de vellón al año. Los cuatro molinos eran de una piedra y una viga(prensa compuesta de un gran madero horizontal, articulado en uno de susextremos  que se cargaba con pesos en elotro para que bajando, guiado entre dos postes verticales, comprimiera laaceituna molida).

Laapicultura estaba poco desarrollada como medio de vida. Sólo había en eltérmino del lugar diecinueve colmenas, propiedad del presbítero don DiegoAlphonso López Mena. Conchabando años buenos y malos, la producción media decada colmena, era una cuartilla de miel (unos 4 litros), y cuatro onzas de cera(86,8 gr.), cuyo valor era de cuatro reales y medio de vellón.

Lapoblación animal estaba constituida por diez borregos; trescientas setenta ycinco ovejas; ocho moruecos; ocho machos primales de cabrío; setenta y doscerdos criados por los vecinos en sus casas; tres yeguas, tres caballos,sesenta y seis mulos y doscientos ochenta y siete pollinos.

Delos cuarenta y dos arrieros que había, veinte eran dueños de treinta y cuatrobestias mayores (mulos) y de ciento veintisiete bestias menores (pollinos); losveintidós restantes poseían entre todos ciento veintiún asnos. De todos losarrieros el mejor situado era Saturio de Moya, con cuatro mulos machos y nueveasnos en sus cuadras, y los más pobres de todos ellos, Escolástico Izquierdo yFrancisco Izquierdo Saldaña que sólo poseían un asno cada uno.


Entrada original del colaborador D. José María  Rubio Moya

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