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lunes, 4 de febrero de 2008

COPIADO DE EL PLURAL

ENRIC SOPENA
04/02/2008
Cabos sueltos
¿Por qué Pizarro no saca la Constitución?
Rajoy se ha pronunciado sobre la OPA a Iberdrola, abanderada por la sociedad pública francesa EDF. “Estoy radicalmente en contra de que una empresa modelo como es Iberdrola y que tiene accionistas españoles” pueda acabar en manos francesas, aseguró el candidato de la derecha a la presidencia del Gobierno. En declaraciones a la Televisión de Castilla y León, Rajoy puntualizó: “Me parece una risa que ahora el Estado francés se vaya a hacer con una empresa como Iberdrola”.
Pero cuando Endesa fue objeto hace unos años de la OPA impulsada por Gas Natural para quedarse con la empresa eléctrica que dirigía entonces Pizarro -el aguerrido número 2 actual de la lista por Madrid del PP- no se oyó con tanta nitidez como ahora, ni mucho menos, la voz del jefe de los genoveses oponiéndose a que Endesa fuera a ser controlada finalmente –como pudo suceder- por la empresa semipública alemana E-ON. Ni le produjo risa alguna, que se sepa. A lo que de manera frontal se opuso -en aquella época tan reciente- la patriótica derecha de este país fue directamente a la iniciativa de Gas Natural/Caixa, orientada a hacerse con la mayoría accionarial de Endesa. Antes alemana que catalana fue la consigna. Rajoy llegó a pedir responsabilidades políticas al Gobierno Zapatero, acusó a la OPA de Gas natural de no atender al “interés general” y subrayó que era una plataforma para favorecer a ciertos “dirigentes políticos”. En todo caso, Rajoy en la presente ocasión ha dicho algo razonable. Iberdola, una de las más potentes compañías del sector eléctrico a escala mundial -pilotada por un acreditado gestor como es el presidente de la empresa, Ignacio Sánchez Galán-, no parece que requiera la titularidad francesa. Y menos aún necesite la florentina maniobra que maneja el ex presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y que da la impresión de estar más cerca de un especulativo desguace a plazos que de un sólido proyecto financiero. Llama la atención, no obstante, el impresionante silencio actual del coro de plañideras populares, que lloraban cada día-con desconsuelo y no poca ira-, durante aquel tiempo de la OPA catalana, el presunto inicio de la ruptura de España, lo cual habría de llegar más tarde, según vaticinaban los profetas del catastrofismo, a través del Estatuto. ¿Por qué Pizarro no blande ahora la Constitución para defender la españolidad de Iberdrola –como hiciera siendo el número 1 de Endesa- para ahuyentar así a los gabachos? ¡Qué estampa tan rebosante de hispanidad la que podría proyectar en sus mítines electorales el antiguo presidente de Endesa! ¿Y por qué se ha refugiado en el más severo mutismo el siempre bullanguero Martínez Pujalte, alegría que fue de la huerta en medio de la bronca contra la ingerencia catalana? Lo mismo cabría decir de Zaplana o de la mismísima Esperanza Aguirre, especie de heroína del “¡no pasarán… los de la Caixa!”

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